martes, 25 de marzo de 2025

ERASMUS+ Florencia: el pódcast de una leyenda sobre el arte de la resiliencia y las cicatrices de la ciudad


 Mariam Medina

   

 Florencia: una leyenda sobre el arte de la resiliencia y las cicatrices de la ciudad

    Uno de nuestros proyectos en el curso de que estamos realizando es la búsqueda de una leyenda, de un motivo artístico o de un elemento que nos resulte interesante para después realizar un pódcast. 

    Buscamos y buscamos hasta dar con el proyecto que mejor encajaba con nosotros y con nuestro centro. En mi caso, como Centro Tolerante, elegí una historia en la que la poesía y el arte se unían para recordar a las víctimas de un atentado perpetuado por la mafia siciliana en 1993.

    En una de las calles paralelas a la galería Uffizi una furgoneta estalló y una familia falleció: un padre, una madre, un bebé y una niña de nueve años. Esta última unos días antes escribió un poema que escribió para el colegio, poema que después llamarían "Atardecer", y que fue una de las pocas páginas que quedaron intactas de ese cuaderno y que la policía enseñó al jefe de la mafia, quien agachó la cabeza sin decir nada.




    El poema aparece situado en la parte baja de la casa y esta conserva las cicatrices de la reconstrucción tras el atentado. Las Naciones Unidad dicen que "las cicatrices, tanto visibles como invisibles, nunca terminan de sanar. Pero, a través de ellas, aprendemos sobre perseverancia y perdón". 

    Un edificio que se ha mantenido en pie, una galería que también sufrió daños, una familia que desapareció; pero a través del arte han permanecido, puesto que junto a la casa hay una escultura en bronce de un olivo con las raíces visibles.



    Junto a la casa hay una escultura en el aire de una silueta humana de dos metros de la que salen cuatro pequeñas figuras en homenaje a esa familia y por la noche se ilumina creando una sombra.


        Con el paso de los días investigué, leí en bibliotecas, compré libros sobre el tema para poder grabar después el pódcast.




    Además de visitar exposiciones, museos y visitar la ciudad con mis compañeros o en solitario.





    Al final, todos llegamos a la misma conclusión: a pesar de que éramos de lugares distintos, en cada uno de nuestros países había sucedido cosas similares que nos unían. Y es que el programa Erasmus+ nos enseña que a pesar de tener diferentes lenguas o culturas, son muchas más cosas las que nos unen que las que nos separan.






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