Italia siempre es un buen plan para hacer un erasmus. Florencia, con su toda su luz, con su pedrerío palaciego, con sus señoronas cúpulas y sus señoras en cuadros, se antoja como el escenario idílico para amantes de la belleza.
Hasta allí nos trasladamos dos profes muy erasmistas para hacer un curso cada una en la Teacher’s Academy. El mío se titulaba ‘The 4Cs: Creativity, Critical Thinking, Communication and Colaboration in Schools’. La profesora se llamaba Sheila Corwin, nacida estadounidense y adoptada en Italia desde hace años. Mis compañeros de clase eran profesores de primaria y secundaria de Portugal, Polonia y Rumanía, de diferentes y variadas especialidades.
Las 4Cs parten de la idea de que hace décadas en los centros de enseñanza se pedía que los alumnos supieran hacer operaciones matemáticas, leer y escribir. Con la vertiginosa evolución de nuestra sociedad, en especial, del aspecto tecnológico, los expertos plantean que estas habilidades son las necesarias para vivir y para trabajar en el siglo XXI: creatividad, pensamiento crítico, comunicación y colaboración. El desarrollo y fomento de estas competencias clave ayuda a nuestros estudiantes a ubicarse personal, profesional y socialmente y, al mismo tiempo, fomenta otras competencias que les beneficiarán como son la curiosidad, la confianza, la atención o la cooperación.
La creatividad y el pensamiento crítico, por ejemplo, fomentan la innovación y se pueden aprender e implementar en las clases. La comunicación y la colaboración son habilidades fundamentales en la vida personal, profesional y social que pueden moldearse, fortalecerse y desarrollarse en el aula.
Para empezar -tras unas dinámicas de presentación y formación de grupo- aprendimos sobre las 4Cs y reflexionamos sobre ellas, sobre el rol del docente en el siglo XXI y sobre nuestra propia actividad docente.
A partir de ahí, en las siguientes sesiones abordamos estas destrezas a través de una metodología activa en la cual se aprendía sobre las 4Cs en el aula practicando las 4Cs (learning by doing) en agrupamientos variados (individual, pareja, grupo pequeño, grupo mediano; por azar, por proximidad), con actividades y evaluación variadas y dinámicas. El entorno de aprendizaje propiciaba no solo la profundización en el conocimiento de estas habilidades y sus implicaciones en la vida, sino que también ampliaba nuestro marco mental e instaba a que indagáramos y experimentáramos cómo enseñar y potenciar estas habilidades en nuestro alumnado.
Además, se enlazó las 4Cs con metodologías como aprendizaje basado en tareas y el aprendizaje basado en proyectos, ya que la dinámica de estos métodos ayuda a fomentar estas destrezas.
Para mí este curso me ha supuesto la apertura de una ventana hacia el futuro docente. Me ha recordado a cuando empecé a dar clase de español para extranjeros y se comenzó a hablar de las destrezas comunicativas que se tenían que desarrollar en el aprendizaje de una segunda lengua. Y cómo así comenzó el cambio en ELE2. De la misma manera, el curso me ha hecho reflexionar sobre la necesidad de fomentar estas soft skills en mi asignatura (Lengua castellana y literatura) de forma transversal, al mismo tiempo que aprendemos contenidos.
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